La batalla de Kursk, también
denominada Operación Ciudadela,
da nombre a una serie de choques armados que tuvieron lugar entre julio y
agosto de 1943 en la región de ese mismo nombre en Rusia en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. En
ella, las tropas del ejército
alemán harían el último esfuerzo
ofensivo en el frente del este, agrupando el grueso de sus fuerzas acorazadas y
sus más modernas armas, pasando por las unidades más potentes y sus generales
más prestigiosos, enfrentándose con tropas del Ejército Rojo de la URSS.
La
operación recibió el nombre en clave de Operación
Zitadelle (Ciudadela), y se
considera una de las batallas más grandes de la historia, pues participaron
alrededor de tres millones de soldados, más de 6300 tanques y unos 4400 aviones.
La fase
de ofensiva soviética entre el 12 julio al 23 agosto de 1943 fue
la primera vez que el Ejército
Rojo derrotó a los alemanes en
pleno verano. La Batalla de Kursk tiene tanta importancia porque significó el
primer combate en que la ofensiva Blitzkrieg alemana fue derrotada antes de que
pudiera romper las defensas enemigas y además fue un triunfo soviético en
estrategia avanzada. El modelo de operación estratégica utilizado por los
soviéticos en esta batalla ha obtenido un puesto en los planes de estudio de
las escuelas militares.
Tras la
victoria soviética en Stalingrado,
el Ejército Rojo desencadenó una serie de ofensivas
obligando a los alemanes a evacuar el grupo
de Ejércitos A ubicado en el
Cáucaso por temor a que fueran aislados (cosa que hubiera sido un desastre aún
mayor que el de Stalingrado), quedando aislada
la cabeza de puente de Kuban. Los soviéticos sobreexplotaron su victoria,
llegando hasta más allá de Járkov,
cerca del Cuartel General de Erich
von Manstein en Zaporozhye, donde
fueron rechazados por una bien dirigida contraofensiva de este mismo general.
De esta manera los alemanes capturaron de nuevo la ciudad de Járkov, formándose
un saliente soviético centrado en Kursk.
Hitler decidió destruir el saliente, seguro de
contar con las fuerzas necesarias para que Alemania retomara la iniciativa. Los
soviéticos descubrieron el plan alemán y mediante medidas defensivas en el
saliente planearon desgastar el ataque alemán para después contraatacar a las
fuerzas desgastadas. El desembarco
aliado en Sicilia acabaría con las
esperanzas alemanas y la operación
Ciudadela sería
suspendida.
En
Kursk, los alemanes quemaron casi todas sus reservas en cuanto a carros de
combate se refiere. También se notó en las bajas humanas, dando lugar a la
pérdida de muchos hombres en ambos bandos, que con dificultad Alemania podría
reemplazar. Kursk marcó el inicio de
un avance soviético que no mermaría hasta la toma
de Berlín.


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