martes, 16 de febrero de 2016

La invasión de Yugoslavia (Operación 25)

La invasión de Yugoslavia (Operación 25)

La Invasión de Yugoslavia (Operación 25) fue el nombre que recibió la campaña de las fuerzas del Eje contra el Reino de Yugoslavia que tuvo lugar en abril de 1941, durante la Segunda Guerra Mundial. La invasión concluyó once días después de iniciada, cuando el 17 de abril el Ejército Real Yugoslavo se rindió incondicionalmente. La nación fue ocupada inmediatamente, desmembrada y de parte de su territorio surgieron nuevos países con gobiernos afines al Eje, como el Estado Independiente de Croacia o el Estado Independiente de Montenegro.
La campaña se preparó a toda prisa después de que Hitler decidiese aplastar al país tras el golpe de Estado del 27 de marzo que parecía haber anulado la adhesión yugoslava al Pacto Tripartito dos días antes. Los intentos del nuevo Gobierno, supuestamente partidario de los aliados, de apaciguar al canciller alemán resultaron vanos y los preparativos del Eje para invadir el país continuaron. El ataque comenzó con un duro bombardeo de la capital yugoslava el 6 de abril, que causó varios miles de muertos, desbarató la fuerza aérea yugoslava y extendió el caos en las defensas del país. No hubo declaración de guerra previa. Las principales unidades invasoras partieron de Rumanía, Austria y Bulgaria y tuvieron como objetivo fundamental aislar a Yugoslavia de Grecia y de las unidades británicas allí destacadas y cercar Belgrado. Alemania atacó a la vez Grecia. Al día siguiente, ante el ataque del Eje, Yugoslavia declaró la guerra a Italia y Alemania.Inmediatamente las fuerzas armadas yugoslavas, mal preparadas para repeler el ataque, se vieron en graves dificultades, aumentadas por la renuencia de gran parte de los reclutas no serbios (especialmente de los croatas) a resistir el ataque.
La victoria del Eje llegó pronto, tan solo once días después del comienzo de la campaña. La decisión del alto mando yugoslavo no ayudó a resistir el embate, ya que ordenó a su Ejército defender el país desde todas sus fronteras, algo difícil de lograr si se considera la mejor calidad de las fuerzas alemanas. Medio movilizado, mal pertrechado y superado en número, el Ejército yugoslavo fue derrotado por el enemigo a pesar de lograr alguna victoria local. La superioridad de la fuerza aérea y acorazada alemana y la movilidad de sus unidades consiguieron llevar a cabo la operación relámpago que Hitler había ordenado pocos días antes. Los alemanes vencieron a un enemigo que desplegó más de un millón de soldados y sufrieron escasísimas bajas en una campaña de doce días.
El Gobierno yugoslavo se retiró a Bosnia, más tarde a Montenegro y el 16 de abril partió a Atenas donde ya se hallaba el soberano. Un día después los alemanes impusieron la rendición incondicional. Yugoslavia fue dividida entonces en varias zonas de ocupación y su territorio se repartió entre Alemania, Italia, Hungría, Bulgaria y el nuevo Estado croata.

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